miércoles, 17 de mayo de 2017

El cuadro. Capítulo 13



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El Mercedes-Benz Clase S Berlina aparcó delante de la tienda de antigüedades. Mientras el motor se mantenía en marcha Ignacio Gorján bajó y bordeó el coche para abrir la otra puerta. Isabel sintió su mirada sensual y provocativa. Durante el trayecto había intentado convencerla para ir a tomar unas copas.

-¿Seguro que no quieres ir a Stephan's? -intentó darle otra oportunidad-. Ya sabes que a partir de las doce de la noche se reúne lo más selecto del arte. No todo el mundo puede entrar.

-No gracias, estoy muy cansada -agradeció con una sonrisa forzada-. Además,  Stephan's ya no es lo que era. No me gusta ese ambiente. Demasiados esnobs en tan pocos metros cuadrados.

Ignacio Gorján asintió sin forzar la situación. No quería perder la pieza tan pronto. Era ese tipo de hombres pescardores, que tiran y sueltan el sedal para que el pez vaya perdiendo fuerzas hasta rendirse.

-Bien, lo comprendo. No obstante, me he permitido tomar la inicitiva y traerte los dos cuadros de Víktor Petrograd para que los guardes con el tercero que recuperasteis. Si no aceptas mi oferta de dirigir la galería de arte, al menos restáuralos.

-De acuerdo. Déjame pensar la oferta de la galería.

Acto seguido Gorján hizo una señal al conductor y este, impecablemente trajeado, bajó y sacó del maletero una caja de madera con los dos cuadros perfectamente embalados. Luego se dirigió hacia el portal y esperó a que Isabel abriera. Sin embargo, ella se dirigió a la puerta contigua que parecía ser la entrada a un garaje privado. Subió la persiana y le indicó que lo dejara dentro. Ante el asombro del conductor, Gorján le ordenó que lo hiciera.

-Esperaré tu respuesta. No hay prisa. Quiero que sea tu proyecto -se acercó cada vez más hasta sentir su perfume. La miró fijamente a los ojos, en el silencio de la noche, y lentamente se inclinó hacia ella.

-Buenas noches Gorján -se despidió Isabel con una sonrisa malévola.


***

Apenas quedaba gente en el bar El Automático. Estaban recogiendo las mesas y barriendo cuando BJ comenzó a guardar el ordenador portátil en la mochila.

-No bajéis la guardia. A partir de ahora os estarán vigilando -advirtió con semblante serio-. Lo mío no es trabajo de campo. Me muevo con facilidad a través de la red. Ahí sí os puedo ayudar. Pero en la calle no.

-Tranquilo, tomaremos todas las precauciones posibles.

-De todas formas -sacó de la mochila lo que parecía una radio o Walkie Talkie y se lo entregó a Rubén-. Esto es un TSCM, vamos un barrido electrónico o detector de micrófonos y localizadores. Este modelo rastrea un espectro amplio de frecuencias GSM,  3G, WIFI, Bluetooth, FM, VHF, UHF, 900/1200/2400. Haz de vez en cuando barridos.

-Puede que nos interese tener algún micrófono oculto de ellos. Nos puede permitir darles información errónea.

BJ sonrió en una especie de mueca maliciosa y divertida.

-El cazador cazado -pensó en voz alta-. Y ahora, ¿qué pensáis hacer?

-Necesitamos reunir los dos cuadros que tiene Gorján y estudiarlos a fondo junto con el que recuperé. La clave está en los cuadros. Ellos nos dirán por qué son tan valiosos.

-Me has dicho antes que Víktor Petrograd cambió radicalmente cuando llegó a Marsella -Rubén asentó-. Pasó de ser una persona racional a otra más pasional, por así decirlo.

-¿A dónde quieres llegar? -preguntó Rubén mientras caminaban por la calle Argumosa, más conocida como el paseo marítimo, una calle ancha, poblada de árboles y terrazas.

-A veces, cuando uno llega a un extremo suele pasar al otro, como un bucle. Quizás Víktor Petrograd descubrió un nuevo mundo en el arte -se detuvo un momento y miró a Rubén con aire filosófico-: no hay genio sin un gramo de locura.

-Aristóteles, como no.

-Quizás le pasó como a Don Quijote, veía cosas que otros no veían.

-¿Quieres decir que  Víktor Petrograd se volvió loco y los cuadros no tienen sentido?

BJ sonreía divertido, cabizbajo y con las manos en los bolsillos. Le gustaba hablar con Rubén dando un cierto toque de hermetismo.

-¿Realmente Don Quijote se volvió loco o era el hombre más cuerdo de la Mancha?

-Te comprendo. Hay que revisar nuestra concepción de la realidad y no descartar nada.

-Pensamiento lateral. No todo tiene un solo enfoque -BJ se sentía relajado-. ¿Qué es necesario para abrir una puerta? -preguntó divertido, casi infantil.

-Una llave, supongo.

-Has contestado muy rápido. ¿Por qué no te has parado a pensar que la respuesta más lógica es que la puerta esté cerrada? De nada te sirve una llave si la puerta está abierta -sonrió satisfecho. A BJ le gustaban los acertijos, los enigmas. A veces él parecía ser un enigma-. Te recomiendo La puerta de los tres cerrojos, de Sonia Fernández-Vidal. Es más que un libro.

-¿Con esto quieres decir que los cuadros de Víktor Petrograd deben ser vistos desde una perspectiva simbólica más que realista?

-Nosotros los hackers solemos dejar mensajes o comentarios en los códigos fuente que escribimos para crear una aplicación. Tienen apariencia de meras instrucciones, pero el perspicaz le encuentra la gracia -BJ seguía caminando, absorto en pensamientos que Rubén desconocía, con la misa mirada que pone cuando intenta imaginar el acceso a un sistema informático-. En literatura ha ocurrido mucho, escritores que empleaban un doble lenguaje cuando la Inquisición andaba al acecho. Incluso los mismos alquimistas hablaban simbólicamente para guardar el secreto. Con esto quiero decir que si hay alguien capaz de matar por esos cuadros es porque contienen algún mensaje que está a la vista de todo el mundo pero nadie lo ve, nadie lo sabe interpretar. Si sois perspicaces, es posible que le veáis la gracia, el verdadero sentido.

-Hasta ahora más que gracia hemos visto desgracia.


-Y hablando de gracia, ¿qué le dice un bit al otro? -preguntó como si estuviera con sus colegas-, nos vemos en el bus -empezó a reír solo.

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